1 de febrero de 2016

LA PRUEBA DE ESFUERZO ¿POR QUÉ?

¿Por qué pagar 120 euros por unas zapatillas y no de 70 a 150 euros por una prueba de esfuerzo?

Esta es la principal pregunta que nos hacemos los profesionales que estamos detrás de los focos de este mundo de deporte en el que hoy, empieza a tener un estado febril al que, en muchas ocasiones, ni siquiera hacemos caso.

Lo primero es saber qué es una prueba de esfuerzo y, a partir de ahí empezar a plantearse otras cosas. Se trata de una prueba que nos ayuda a evaluar la respuesta del corazón a un ejercicio físico progresivo, con el objetivo de detectar posibles anomalías coronarias que, por desgracia, no se detectan en reposo, por lo que es necesario un control  mientras practicamos una determinada actividad. Hay varios tipos de protocolos, pero este examen no suele durar más de una hora, y se puede realizar tanto en tapiz rodante como en cicloergómetro.
Prueba de esfuerzo en cicloergómetro
con estudio de gases aspirados.

No son nuevos los casos que todos conocemos ya, en los que aparecen problemas cardíacos de repente tras un esfuerzo físico, y en ocasiones desencadena en un trágico final. La prueba de esfuerzo no es milagrosa, y hay que tener en cuenta que las anomalías pueden ser de muchos tipos, pero sí que nos ayudará a evaluar nuestro estado de salud y a planificar a partir de esos datos.

Estamos en una sociedad que va por modas, del pantalón de campana al running en todas sus vertientes (obstáculos, trails, maratones, ultratrails…) que ponen al cuerpo al límite de sus capacidades pero, ¿conocemos nuestro límite? En países como Francia o Portugal es ya impensable participar en una competición de este tipo sin presentar un certificado médico en el que, entre otras cosas, estén los resultados de una prueba de esfuerzo.

Los hay de dos clases, los que no se hacen la prueba porque no lo consideran importante, y los que le dan demasiada importancia y, por miedo a ver algo que no quieren, prefieren quedarse con la duda.

Prueba de esfuerzo en tapiz rodante 
con estudio de gases aspirados.
Es ridículo que lo “preparados” que salimos a correr, cargados con 200 euros de buena ropa y calzado a nuestras espaldas, no incluya una prueba que para nosotros es primordial. No saltará a la vista como un buen “cortavientos” de buena marca que llame la atención a nuestros compañeros de carrera, pero nosotros sabremos que por lo menos, tendremos “cortavientos" para rato porque nuestro corazón funciona.

Mi objetivo no es asustaros, si no haceros ver la realidad de una sociedad en la que vale más lo que se ve y lo que gusta a ojos de otros, que lo que no se ve y en realidad, es lo que nos permite estar ahí, porque sin un buen funcionamiento de la máquina, las zapatillas que te costaron 120 euros, se tendrán que quedar a ver las carreras desde la barrera.


Desde aquí os digo, cualquier anomalía no es señal de no poder hacer deporte, no es señal de parar por completo como mucha gente cree y olvidar nuestra vida deportiva. Simplemente es un indicador que nos va a decir hasta donde podemos llegar, y siempre, y repito, siempre, se puede llegar un punto por encima de nuestra base, con un entrenamiento planificado, individualizado y adaptado a cada uno, sea cual sea la situación.