6 de marzo de 2012

VOLUNTAD DE ACERO

“Sé que la decisión que tomaron mis padres fue la adecuada” Son sus palabras cuando le preguntan por el momento en el que decidieron que lo mejor para acabar con su malformación degenerativa en las piernas era optar por su amputación (de rodilla para abajo). Se le colgó así el cartel de discapacitado, palabra que para él no existe.


Se llama Óscar Pistorius, sudafricano, atleta, poseedor de las marcas mundiales de 100, 200 y 400 metros lisos para atletas con una doble amputación. Dicen que es discapacitado, aunque es difícil de creer. Por lo menos él no se lo considera, ni aparca en sitios reservados para ello. Se considera normal, lo consideran un “megacrack”, con los pies en la tierra, y con una convicción en sí mismo que le permite decir que el único ser vivo capaz de ganarle al “sprint” es su perro Capone.

Empezó jugando al rugby y una lesión (o una señal divina) redirigió su carrera hacia el atletismo, y el resto es digno de ver y de contar, será por eso que tiene 2 ofertas de Hollywood, pero eso es tema aparte. La lucha de un chico cuyo objetivo es ser el primer atleta paralímpico que disputa unos JJOO, sumado a una lucha personal y externa contra otros organismos (en este caso la Asociación Internacionalde Federaciones de Atletismo (IAAF)).

Su entrenador lo considera una persona de otro mundo, de las que no nacen cada día, y arremete contra la IAAF señalando que, al contrario de lo que ellos piensan, sus prótesis, conocidas como “cheetahs”, le suponen una desventaja del 10% con respecto a una pierna normal.

Cheetahs
Cada día, sus “piernas” tocan el suelo a las 7 de la mañana. Se dirige al gimnasio, donde se pasa una hora y media luchando por convertir en una máquina ese tren inferior que tantas alegrías le está dando. Se pone en camino hacia el fisioterapeuta con vistas a las duras tardes de entrenamiento, que alcanzan las tres horas y media.

“Cheetahs”: plural de guepardo y nombre que se le da a sus prótesis. Un cuerpo donde inserta el muñón y una hoja de fibra de carbono en forma curvada que acaba en un punto de apoyo, sus zapatillas.

Lo llaman Blade Runner en Reino Unido, Sea Biscuit en Sudáfrica. Se lo rifan las marcas deportivas y tiene a tiro de piedra estar en Londres este mismo verano luchando con los más grandes. Esté o no, seguirá luchando, es “la bala en la recámara”.


Oscar Pistorius para la firma deportiva Nike.



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