Los que le apoyamos, es lo que
hicimos, apoyarle y seguir la carrera que le podía haber llevado a los Juegos
de Londres. No pudo ser. Y duele decir esto porque todos sabemos lo mucho que
se lo merece y, sobretodo, lo mucho que ha luchado. Como también lo hicieron
las otras embarcaciones españolas, ninguna finalmente afortunada.
El deporte es así, a veces justo,
otras veces menos. Y en esta ocasión no lo fue con él, como ya ocurrió en el
camino a los anteriores Juegos de Pekín. Se puede pensar que lo injusto no
existe, que tenían que ganar esa carrera y entraron cuartos perdiendo toda
posibilidad de ir a las Olimpiadas. Pero lo justo no se mide por un solo
momento, se mide por toda una carrera, y a sus 25 años, de su cuello cuelgan
los metales suficientes para ganarse el derecho a poder decir que fue olímpico.
Sea como fuere, el deporte te
devuelve lo que tantas veces te quita. Y de todo corazón, los que le seguimos
en cada momento, esperamos que este regalo sea en forma de 5 anillos en su
embarcación, levitando hacia el oro por las aguas de Río.
FUERZA Y MUCHO ÁNIMO
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