Atrás quedaron
los calurosos días de este pasado verano, comienza el frío y con ello una nueva
forma de plantear los calentamientos previos a nuestra sesión de actividad
físico-deportiva.
Lo primero es
tener claro que el comportamiento tanto de nuestra musculatura y, por
consiguiente del rendimiento, no es el
mismo con temperaturas que distan entre sí, a pesar de la capacidad del
organismo de adaptarse a las diferentes condiciones externas.
Todo el que
practica algún tipo de actividad físico-deportiva percibe las distintas
sensaciones que producen los cambios en función de las condiciones climatológicas (frío,
calor, humedad…), por lo que ese es el momento en el que entra en juego el
sentido común. Más frío, mayor necesidad de adaptación, mayor necesidad de un
calentamiento de mayor intensidad.
Partimos de que
el frío hace que, simplemente el reposo, ya suponga un gasto energético mayor.
¿Por qué? Influyen varios factores que no aparecen en condiciones inversas:
efectos hormonales, aumento de la actividad involuntaria (las famosas
tiritonas), consumo extra de las reservas glucolíticas por el tipo de
contracciones (Fibras FT)… pero dejemos los términos fisiológicos al margen.
Lo primero: EL
CALENTAMIENTO. Ya no basta con el más básico que utilizamos habitualmente
cuando entrenamos en cubierto o al aire libre en condiciones óptimas.
Necesitamos una entrada en calor que nos ayude a mantener la temperatura
corporal interna (37º), aumentarla y por encima de todo, evitar descensos de
esta. Por eso os proponemos un Dynamic Warm Up que os ayudará en este proceso
incial.
Los beneficios
que nos da una buena “puesta a punto” se pueden resumir en:
- Mayor
velocidad de contracción del músculo, lo que se traduce en una mejora de fuerza
y velocidad.
- Mayor
liberación de oxígeno a los músculos por el aumento de la temperatura
sanguínea.
- Mayor
rango de movilidad en las articulaciones.
Tras el
calentamiento, ¿cómo optimizar el rendimiento en ambientes fríos?
- Limitar
la exposición a este tipo de ambientes y sobretodo reducir los tiempos de recuperación
que puedan producir un rápido descenso de la temperatura corporal.
- Usar
una ropa adecuada que nos ayude a mantener la temperatura corporal.
- Potenciar
el desarrollo del consumo máximo de oxígeno ya que se verá reducido en estos
ambientes.
- Potenciar
el aumento del umbral anaeróbico.
- Asegurar
un inicio adecuado, mediante un calentamiento general y específico que nos de
unas condiciones óptimas para empezar.
- Preocuparse
de mantener una buena hidratación, a pesar de que la sensación de necesidad de
esta, sea inferior que en condiciones de calor.
No hay excusas. Lo que no te mata te hace más fuerte,
y el frío no es ningún asesino
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