22 de marzo de 2012

LA MEDIA LUNA

A finales de los 90 y con el objetivo claro de seguir “sintiéndose bien” aparece el Bosu de la mano de David Weck. Similar al Fitball pero mejorado a la hora de reducir riesgos gracias a su cara plana que le da nombre: “Both Side Up” o lo que es lo mismo “Los dos lados útiles” y útiles de verdad porque ambas caras tienen un importante papel.

Trabajo con la cara curva
De estar relegado a una simple alternativa al Fitball a convertirse en material básico en entrenamientos deportivos profesionales, como el esquí y el snowboard de Estados Unidos. Su objetivo, optimizar los movimientos que conviven con nosotros en nuestra vida diaria, basándose en tres pilares básicos.

-         Cardiovascular: centrándose en las actividades de carácter aeróbico con el fin de mejorar nuestra resistencia.

-         Equilibrio: trabajando desde varias posiciones, estableciendo un balance muscular que a la postre beneficiará nuestro día a día.

-         Control postural y propiocepción: educar posturalmente a nuestro cuerpo para evitar las dolencias procedentes de malas posturas.
Trabajo con la cara plana

Evidentemente lo que más interesa son los beneficios que produce. Y digo evidentemente porque no cuenta la teoría si no lo llevamos a la práctica, y la práctica aquí es la mejora de la calidad de vida, influyendo en mente y cuerpo.

FÍSICOS

-         Desarrollo de la musculatura que necesitamos en nuestra vida diaria a través del trabajo en situaciones inestables.
-         Mejora de la fuerza y la resistencia muscular y cardiovascular.
-         Fortalecimiento de la musculatura del tronco, abdomen, espalda, glúteos y piernas.
-         Mejora de la flexibilidad, coordinación y agilidad.
-         Educación postural.
-         Parte importante en el trabajo para la recuperación de lesiones.

MENTALES

-         Reduce los niveles de estrés
-         Mejora la atención y capacidad de concentración.

Clases colectivas
¿A qué publico va dirigido? A todo el mundo, siempre que se trabaje con un profesional que conozca la técnica, evitando así que los beneficios se traduzcan en lo contrario. De forma individual con un entrenador personal e incluso en clases colectivas, adaptando los ejercicios a las necesidades de cada uno.










14 de marzo de 2012

EL PODER DE LA ALTITUD

Se ha convertido en una moda para los deportistas profesionales que buscan un mayor rendimiento de cara a una gran cita. Pero no es oro todo lo que reluce. La genética juega su papel en este proceso, que no es mágico y que hace que cada atleta necesite una preparación distinta. Las diferencias que se pueden dar para alcanzar el mismo rendimiento se hacen patentes. Algunos, incluso llegan a desistir en el intento.

¿La explicación? La disminución de la presión parcial del oxígeno a alturas que superan los 1800 metros sobre el nivel del mar. Este descenso hace que se genere un aumento de la ventilación pulmonar, aumentando con ella el volumen de oxígeno proporcionada a los pulmones y la cantidad de glóbulos rojos generados, lo que se traduce en una mejora del rendimiento en alturas normales.


Los beneficios posteriores al entrenamiento en altitud, alcanzan su punto óptimo cuando dicha sesión se lleva a cabo entre los 1800 y los 2400 metros, especialmente cuando la competición para la que nos preparamos se va a llevar a cabo por debajo de dicha altitud, pudiendo alcanzar hasta un 120% del rendimiento. Estaríamos hablando de otro tema cuando se superan los 3000 metros, tanto es así, que la Federación Internacional de Medicina Deportiva prohíbe los deportes de resistencia en altitudes mayores a los 3050 metros.

La duración de las concentraciones en altura suele durar entre 30 y 45 días, período en el que es necesaria una aclimatación, diferente dependiendo de cada individuo. Un proceso en el que el organismo empieza a experimentar modificaciones: hiperventilación, elevada frecuencia cardiaca, aumento de la concentración de hemoglobina y número de glóbulos rojos, entre otros.

Son muchos los profesionales que se han sometido a este tipo de entrenamiento y que en cierto modo han mejorado su rendimiento, desde los futbolistas en período de pretemporada, hasta tenistas como Rafa Nadal. Aunque sus entrenamientos no suelen llevarse a cabo durante largos períodos de tiempo, está totalmente demostrado que para alcanzar una clara mejora, la exposición previa de nuestro organismo a la altura debe ser de un mínimo de 1 o 2 años, facilitando de este modo, que las adaptaciones producidas sean más duraderas en el tiempo.

Cámara de hipoxia
En muchas ocasiones sale a la palestra el nombre de Raúl González Blanco (exfutbolista del Real Madrid) cuando se habla de este tema. Y es que él, como otros, fue la comidilla durante un tiempo porque se decía que dormía en una cámara de hipoxia. Nada fuera de la realidad, pero un asunto que se merece una larga explicación a parte. Así que lo dejaremos para dentro de unas semanas. Una subida hasta los 2.000 metros sin salir de casa.





6 de marzo de 2012

VOLUNTAD DE ACERO

“Sé que la decisión que tomaron mis padres fue la adecuada” Son sus palabras cuando le preguntan por el momento en el que decidieron que lo mejor para acabar con su malformación degenerativa en las piernas era optar por su amputación (de rodilla para abajo). Se le colgó así el cartel de discapacitado, palabra que para él no existe.


Se llama Óscar Pistorius, sudafricano, atleta, poseedor de las marcas mundiales de 100, 200 y 400 metros lisos para atletas con una doble amputación. Dicen que es discapacitado, aunque es difícil de creer. Por lo menos él no se lo considera, ni aparca en sitios reservados para ello. Se considera normal, lo consideran un “megacrack”, con los pies en la tierra, y con una convicción en sí mismo que le permite decir que el único ser vivo capaz de ganarle al “sprint” es su perro Capone.

Empezó jugando al rugby y una lesión (o una señal divina) redirigió su carrera hacia el atletismo, y el resto es digno de ver y de contar, será por eso que tiene 2 ofertas de Hollywood, pero eso es tema aparte. La lucha de un chico cuyo objetivo es ser el primer atleta paralímpico que disputa unos JJOO, sumado a una lucha personal y externa contra otros organismos (en este caso la Asociación Internacionalde Federaciones de Atletismo (IAAF)).

Su entrenador lo considera una persona de otro mundo, de las que no nacen cada día, y arremete contra la IAAF señalando que, al contrario de lo que ellos piensan, sus prótesis, conocidas como “cheetahs”, le suponen una desventaja del 10% con respecto a una pierna normal.

Cheetahs
Cada día, sus “piernas” tocan el suelo a las 7 de la mañana. Se dirige al gimnasio, donde se pasa una hora y media luchando por convertir en una máquina ese tren inferior que tantas alegrías le está dando. Se pone en camino hacia el fisioterapeuta con vistas a las duras tardes de entrenamiento, que alcanzan las tres horas y media.

“Cheetahs”: plural de guepardo y nombre que se le da a sus prótesis. Un cuerpo donde inserta el muñón y una hoja de fibra de carbono en forma curvada que acaba en un punto de apoyo, sus zapatillas.

Lo llaman Blade Runner en Reino Unido, Sea Biscuit en Sudáfrica. Se lo rifan las marcas deportivas y tiene a tiro de piedra estar en Londres este mismo verano luchando con los más grandes. Esté o no, seguirá luchando, es “la bala en la recámara”.


Oscar Pistorius para la firma deportiva Nike.