23 de septiembre de 2012

LA ANSIADA "TABLETA". QUÉ HACER Y QUÉ NO.


El tener unos abdominales marcados o, lo que comúnmente se conoce como la "tableta", se ha convertido en sinónimo de una figura saludable y, sobretodo, atractiva. Muchos de los ciudadanos lo ven inalcanzable, pero nada más lejos de la realidad. Nada es imposible, pero ya se sabe, el que algo quiere algo le cuesta.

La mayoría de la población piensa que no tiene abdominales, y es gracioso porque si lo piensas detenidamente es una afirmación que podría resultar absurda. Todos tenemos abdominales, al igual que todos los músculos que puedas ver si te haces con un libro de anatomía. Que no se vean no significa que no estén ahí. 
La diferencia entre unos sujetos y otros es, que esos abdominales, están en mayor o menor medida recubiertos por una capa de grasa que a la larga se convierte en la famosa "barriga".
Para empezar, no está mal seguir algunos pequeños "consejillos":

Llévalo a la práctica:

1. Rutina cardiovascular regular.
 El hacer abdominales, al contrario de lo que piensan muchas personas, no es el camino milagroso para conseguir que estos se vean, lo que conseguirás con eso será tener unos abdominales fuertes, pero bajo una capa de grasa que enmascara esa deseada "tableta". 
Es aquí donde entra en juego el trabajo cardiovascular, aquel que ayuda a quemar esas grasas que tanto sobran en determinados cuerpos*. Pero el trabajo cardiovascular no es salir un día y parar cuatro, de ahí que hablemos de regularidad, trabajando con las progresiones e intensidades adecuadas al nivel de actividad de cada individuo. 
Por cardiovascular no sólo nos referimos a correr, sino a actividades que, dependiendo de la persona, pueden resultar más o menos amenas, habiendo una gran variedad de posibilidades, como ciclo-indoor, natación, patinaje, etc.

 *A pesar de ser las responsables de ocultar el músculo, que quede claro que las grasas NO sobran en el cuerpo. Son esenciales, pero siempre, como todo, en su justa medida.

2. Trabaja en conjunto.
No se pueden trabajar los abdominales de forma aislada, volviéndonos locos por conseguir esa ansiada figura, porque al final no se convertiría más que en un error. Hay que trabajar los abdominales como un músculo cualquiera, haciéndolo dentro de una rutina integral. 
El trabajo aislado de los abdominales al margen de otros músculos supondría descompensaciones que a la larga producen lesiones que nadie desea, por ello, es importantísimo mantener un equilibrio entre el trabajo de todo tipo de abdominales y lumbares, con el trabajo del tren inferior (aductores, glúteo, cuadriceps, isquios, gemelos...) y superior (pectoral, hombro, trapecio, dorsal...)

3. No te vuelvas loco con la comida
La lógica siempre es importante. Si tus abdominales están cubiertos por una capa de grasa, la regla de oro es controlar más las ingestas, comer menos y mejor, y quemar más. 
Si consigues quemar más de lo que ingieres, tu cuerpo tendrá menos qué convertir en grasas, y ahí empieza el trabajo más importante. Intenta repartir tus comidas en 5 o 6 a lo largo del día, y basadas en alimentos saludables.

Cuidado con:

1. Entrenar hasta quedarse sin aliento
No hay que perder la cabeza, y es un error pensar que cuánto más trabajes los abdominales, más fuertes van a estar, y antes van a salir a la luz. Como todo, ni tanto ni tan poco, todo en su justa medida y de forma lógica. Al igual que el resto de músculos, es importante descansar, por ello, una solución fácil y eficaz es trabajar los abdominales 3 o 4 días a la semana en días alternos, en series de 15-20 repeticiones, y cuidando la técnica de cada ejercicio. Nunca trabajar hasta no poder más.

2. No hagas huelga de hambre.
Comer menos no es sinónimo de morirse de hambre. Hay que saber diferenciar entre las dietas "milagrosas" en las que pierdes una cantidad de kilos asombrosa, pero que en cuanto la dejas coges el doble de peso, y una dieta equilibrada pero sabiendo qué comer y cuándo comerlo, incluso permitiéndote el lujo de engañar al estómago un día a la semana con una hamburguesa, pizza o similar.

Cosas simples que parecen tonterías pero que, si nos ponemos a hacer encuestas, son cientos de personas las que lo tienen en mente y se machacan basadas en falsos mitos que al final, lo único que hacen, es bajarles la moral al ver que no evolucionan.

Para evitar errores, empieza por seguir estos pequeños consejos, que con el tiempo verás que se convierten en grandes verdades.